1) LA GENERACIÓN DE FIN DE SIGLO: MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
A finales del siglo XIX aparecen dos corrientes de renovación estética de cierta oposición a la corriente realista anterior: el Modernismo y la Generación del 98. Ambos movimientos se caracterizan por un afán de reforma y por un espíritu de protesta; buscan un nuevo lenguaje literario capaz de expresar un mundo más refinado y artístico, o al menos una visión más personal e íntima del mundo existente. Hoy, la mayoría de la crítica no considera antitéticos a modernistas y noventayochistas, sino como tendencias de un mismo movimiento renovador.
1.1. El Modernismo
Literariamente, el Modernismo se desarrolla entre 1885 y 1915. Su ideal es expresar la belleza, con una nueva sensibilidad en los temas (evasivos fundamentalmente) y con un nuevo lenguaje muy preciosista, rompedor respecto al Realismo y Costumbrismo vigentes; posteriormente se torna más intimista y esencial y menos artificioso.
El más significativo ejemplo de la prosa modernista en nuestro país lo encontramos en Ramón María del Valle-Inclán, cuyos primeros relatos y novelas muestran las influencias de las corrientes modernistas que culminan con las Sonatas (Otoño, Estío, Primavera e Invierno), escritas entre 1902 y 1905. La serie recoge las memorias del marqués de Bradomín, un Don Juan “feo, católico y sentimental”. La serie fue considerada como modelo de prosa modernista.
1.2. La Generación del 98
El término Generación del 98 designa a un grupo de escritores caracterizados por la presencia del tema de España, por sus preocupaciones filosóficas y, frente al exuberante esteticismo modernista, por un estilo natural y sencillo, que prima el contenido sobre la forma. Los miembros de esa generación serían el grupo de Los Tres (Azorín, Baroja y Maeztu), Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Antonio Machado. Los componentes de la Generación del 98 cultivaron todos los géneros. Nos centraremos en la novela y el ensayo, género este último al que recurrieron con frecuencia, por su adecuación al componente reflexivo e ideológico del grupo.
● Pío Baroja (1872-1956) nació en San Sebastián. Se trata del gran novelista de esta generación. Su producción se compone de más de setenta novelas, la mayoría agrupadas en trilogías. Los protagonistas de sus novelas son con frecuencia seres abúlicos e inadaptados, abocados al fracaso (por ejemplo, Andrés Hurtado, de El árbol de la ciencia); otros, en cambio, se distinguen por su carácter dinámico y aventurero (el protagonista de Zalacaín el aventurero). Estos personajes reflejan su visión negativa del mundo, su desconfianza en el ser humano y en la sociedad. No obstante, esta actitud pesimista, en la que no faltan la ironía y la sátira, se combina con un sentimiento de ternura o de admiración. Otras obras importantes son Camino de perfección y La busca. Escribió también Memorias de un hombre de acción, 22 volúmenes que constituyen una historia novelada de nuestro siglo XIX.
● Miguel de Unamuno (1864-1936) nació en Bilbao. Hombre de gran cultura, es el “pensador” de la Generación del 98: en su obra son constantes la preocupación por el futuro de España y los temas existenciales (el destino del ser humano, el deseo de inmortalidad, la necesidad de encontrar a Dios, la lucha entre la razón y la fe). Entre sus novelas, o “nivolas” —como él las denominó para destacar su afán renovador— destacan Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir. Destacó especialmente en el ensayo, con obras como En torno al casticismo, Vida de don Quijote y Sancho y Del sentimiento trágico de la vida, entre otras.
● José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967) se caracteriza por unas novelas con escaso desarrollo argumental (La voluntad, Doña Inés, entre otras), así como por un lenguaje impresionista: expresa las sensaciones mediante un léxico rico y preciso, y a través de una sintaxis de frases cortas. En sus obras se difumina la frontera entre novela y ensayo, por un acercamiento de la primera al segundo. Algunos títulos de sus ensayos son: La ruta de don Quijote, Castilla y Los pueblos.
En cuanto a Antonio Machado, es autor de una obra en prosa: Juan de Mairena. Valle-Inclán, tras su etapa modernista, evoluciona hacia una degradación y caricaturización de la realidad que desembocará en el esperpento; es autor de obras narrativas como Novelas de la guerra carlista y Tirano Banderas.
2) NOVECENTISMO O GENERACIÓN DEL 14
El Novecentismo o Generación del 14 es un movimiento renovador, que pretende una estética intelectual y racional, depuradora del sentimentalismo romántico, de los excesos modernistas y de la subjetividad irracionalista de los noventayochistas. Los principales integrantes que cultivan la narrativa son los pensadores y ensayistas Ortega y Gasset y Eugenio D’Ors, y los novelistas Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.
● José Ortega y Gasset es la figura más destacada del movimiento ensayístico en la España del siglo XX. Entre sus temas destaca el de España, eje de obras como España invertebrada. En cuanto a sus ideas estéticas, defiende un arte de minorías, presente en La deshumanización del arte, que ejercerá gran influencia en los autores de la Generación del 27.
● Gabriel Miró destaca por una novela lírica, caracterizada por la sucesión de descripciones y la escasa acción. Podemos destacar Las cerezas del cementerio, Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso.
● La obra de Ramón Pérez de Ayala se caracteriza por su intelectualismo. Destaca Tigre Juan y El curandero de su honra.
3) LAS VANGUARDIAS
Los movimientos de vanguardia (futurismo, cubismo, surrealismo, dadaísmo, expresionismo, etc.) se caracterizan por una ruptura con la tradición estética anterior, por el intento de crear nuevas formas artísticas y literarias, y por el deseo de liberación de trabas morales, políticas y religiosas. Sus principales manifestaciones las encontramos en poesía. No obstante, en la narrativa también encontramos huella en Ramón Gómez de la Serna , principal introductor del vanguardismo en España, quien cultivó lo extravagante y lo grotesco. Como novelista se desinteresa por el argumento, y lo sustituye por cuadros y divagaciones. Escribió El torero Caracho, distorsionada visión de la fiesta nacional.
4) LA GENERACIÓN DEL 27
Aunque se trata de un grupo eminentemente poético, también es destacable su labor dramática y prosística. Así, destaca la obra prosística de Pedro Salinas y Rafael Alberti. Salinas es autor de relatos como Víspera del gozo, la novela La bomba increíble y el ensayo El defensor. Alberti escribe sus memorias de La arboleda perdida.
Tanto por la coincidencia cronológica con los poetas del 27 como por su afinidad estética se encuentran una serie de escritores situados en la órbita del 27. Es el caso de novelistas como Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala y Rosa Chacel, entre otros. La narrativa de estos autores experimenta una evolución muy similar a la de los poetas de la Generación del 27: una primera fase experimental y vanguardista (años veinte) y una segunda fase social y de compromiso político (años treinta).
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