GUÍA DE LECTURA: LUCES DE BOHEMIA
- EL AUTOR
En palabras de Ramón Gómez de la Serna, Valle-Inclán fue
“la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá”. Su figura era
inconfundible: manco, con melenas y barbas largas, con capa, chambergo y
chalina. Pero, por debajo de su excentricidad bohemia, se oculta, de un lado,
un violento inconformismo y, de otro, una entrega rigurosa a su trabajo de
escritor en permanente persecución de nuevas formas.
- SU OBRA
La producción de Valle-Inclán es considerable y variada:
novelas, cuentos, teatro, poesía... En todos estos géneros observamos una
singular evolución de un Modernismo elegante y nostálgico a una literatura
crítica, basada en una feroz distorsión de la realidad. Entre sus primeras
obras destacan libros de relatos, como Corte de amor y Flor de
santidad, ambientados en su Galicia natal. Su producción cumbre de esta
primera etapa son las Sonatas (1903-1905) (Sonata de otoño, Sonata de
estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno), compuestas en una
prosa rítmica, refinada y rica en efectos sensoriales. A las Sonatas le
sigue el ciclo de las Comedias bárbaras: Águila de blasón (1907), Romance
de lobos (1908) y Cara de plata (1922), ambientadas en el mundo
rural gallego. La evolución estilística se acentúa en la trilogía La guerra
carlista (1908-1909). En la línea modernista escribe su libro poético Aromas
de leyenda (1907). El año 1920 es una fecha capital en la trayectoria del
autor; en ese año publica cuatro obras decisivas: Farsa italiana de la
enamorada del rey, Farsa y licencia de la Reina Castiza, Divinas palabras y
Luces de bohemia. La deformación esperpéntica está ya presente en estas
obras, sobre todo en las dos últimas, pero es Luces de bohemia, la
primera a la que Valle-Inclán da el nombre de esperpento. En los años
siguientes escribe tres esperpentos: Los cuernos de don Friolera (1921),
Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927),
recogidos luego bajo el título de Martes de carnaval. Entre las novelas
de la última época destacan Tirano Banderas (1926), sobre un
supuesto dictador americano, y la trilogía El ruedo ibérico, una
violenta sátira política de los tiempos de Isabel II.
- EL ESPERPENTO
Mención especial merecen las acotaciones, tan literarias
como el diálogo mismo.
- GÉNESIS Y TEMA
La obra cuenta la última noche de la
vida de Max Estrella, poeta miserable y ciego. Valle se inspiró en la figura y
en la muerte de su amigo Alejandro Sawa, novelista bohemio, casado con una
francesa y asiduo a los círculos modernistas; murió miserable, ciego y loco en
1909. Pero, a partir de esta figura real, Luces de bohemia cobra unas
dimensiones que trascienden ampliamente la anécdota del fracaso y la muerte de
un escritor mediocre. La obra se convierte en una parábola trágica y grotesca
de la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta, opresiva, absurda;
una España donde no encuentra sitio la pureza, la honestidad o el arte noble.
- ESTRUCTURA
Luces de
bohemia prescinde de la división en actos y se compone de 15 escenas, que
pueden estructurarse de la siguiente forma:
1)
Un preludio: escena I (Max en su casa: anhelo de morir)
2)
Un cuerpo central de la obra: la peregrinación de Max por la noche
madrileña. Son las escenas II-XI, que, a su vez, se repartirían en dos etapas
iguales y simétricas:
1ª.
Escenas II-VI: hasta la estancia de Max en el calabozo con el obrero catalán.
2ª.
Escenas VII-XI: desde su salida de la cárcel hasta la muerte del obrero
catalán.
3) El final de la
peregrinación: escena XII. Max vuelve a
su casa y muere. Por otra parte, es la escena en que se expone la conocida
“teoría del esperpento”.
4) Epílogo: escenas XIII-XIV. Se lleva a cabo aquel suicidio
“anunciado” al principio de la obra.
- PERSONAJES Y FANTOCHES
Un denso mundillo humano puebla la
obra: en ella aparecen más de 50 personajes.
Max
Estrella es
un personaje complejo; dista de ser una figura noble, pero alcanza momentos de
indudable grandeza. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la
indignidad. Junto a su orgullo, tiene amarga conciencia de su mediocridad.
Destaca su creciente furia contra la sociedad y, a la par, su sentimiento de
fraternidad hacia los oprimidos.
Don
Latino, en cambio, es un gran fantoche.
Es una caricatura de la bohemia y, a la vez, un tipo miserable por su
deslealtad y su encanallamiento, tal como se ve, sobre todo, en las últimas
escenas.
Caso especial serían las figuras de
Rubén Darío y Bradomín, contrapunto de vida y literatura refinadas dentro del
esperpento.
- ESTILO
La deformación y la distorsión de la
realidad está en la base del esperpento. La deformación paródica no retrocede
ante nada, pues se esperpentiza incluso la muerte. La degradación de los
personajes se manifiesta por los frecuentes rasgos de animalización,
cosificación o muñequización; los hombres se transforman en “perros”,
“camellos”, “cerdos”, etc.; o en fantoches o peleles. Mención especial merecen
las acotaciones, en las que, con pinceladas rápidas e insuperables, se dibujan
a los personajes o se comentan sus actitudes.
En cuanto al lenguaje, asombra su
riqueza y la variedad de registros empleados (lenguaje pedante o cursi,
expresiones formularias o administrativas, vulgarismos, giros del habla
madrileña castiza, etc.). También destaca el arte de las acotaciones.
Comentarios
Publicar un comentario