LAS FLORES DEL MAL Y LA OBRA DE BAUDELAIRE
La
obra de Baudelaire es breve y escasa,
salvo los numerosos escritos de crítica de arte (recopilados en obras como Curiosidades estéticas y El arte romántico). Su primera obra en una
novela corta, La
Fanfarlo, un autorretrato como dandy; el mismo
sentido autobiográfico tiene su breve texto Mi corazón al desnudo. Tradujo
a Poe y escribió dos recopilaciones de prosas poéticas: Spleen de París y Pequeños poemas en prosa. En Los paraísos artificiales analiza
los efectos del alcohol y el opio, sobre los que mantiene una posición
ambivalente de rechazo y entusiasmo. Pero sin duda, la cima de su poesía la
constituyen Las flores del mal
Las
flores del mal recoge los poemas que Baudelaire escribió entre 1840 y
1866. Ya en 1841 Baudelaire había anunciado la publicación de un libro titulado
Las lesbianas, que nunca llegó a ser
publicado; luego lo anunció como Los
limbos, sin que tampoco tuviese lugar su publicación y finalmente, en junio de 1857, se publica con el
título de Las flores del mal (Les
fleurs du mal); esta primera edición tuvo problemas con la censura, que
retiró por obscenos seis poemas de contenido lésbico; en ediciones posteriores,
estos poemas aparecieron bajo el título de “Los desechos”. El título del libro
constituye una metáfora y asimismo una ironía; desde muy antiguo se hacían
retóricamente flores de la juventud, del amor…: eran un tópico, una constante
simbólica; sin embargo, la obra de Baudelaire constituye una exaltación del
mal, de su belleza, una aproximación al satanismo; el poeta parte de una
cosmovisión romántica en la que el artista es un ser apartado de la sociedad
burguesa y busca el camino del mal: nace así la búsqueda de la autodestrucción,
el malditismo, que lo llevan a una conducta amoral (afición a la bebida,
drogas, lujuria…), en la que ve asimismo un modo de inspiración. Esa ansia de
evasión despierta en el autor su interés hacia los aspectos más sórdidos de la
sociedad (la enfermedad, la muerte, las clases bajas, la drogas, la delincuencia…).
Baudelaire
pretendió que la obra no se viese como una recopilación de poemas, sino que
quiso hacer de él un libro con una arquitectura unitaria, con un principio y un
fin, y con un orden en torno al tema de la angustia vital o spleen.
La ordenación interna de los poemas no sigue un orden cronológico, sino
psicológico, centrado en la trayectoria del alma del poeta, que oscila entre
dos polos opuestos: la insatisfacción, la amargura y el tedio de vivir (spleen) y la aspiración hacia la propia
salvación (el ideal). La primera
edición del libro constaba de un prólogo
“Al lector” y cien poemas agrupados en cinco
secciones (cinco huidas). La edición de 1861 eliminaba los seis poemas
censurados (por atentar contra la moral pública), incorporaba 35 poemas nuevos
y una nueva sección titulada “Cuadros parisinos”. La tercera y última edición será
póstuma, y contiene 151 poemas. Las seis secciones son:
1. “Spleen e ideal”: 88 poemas. Nos
muestra al poeta alternativamente atraído por el ideal y recayendo en el tedio.
Las forma de huida (el amor, la belleza, el arte) fracasan y triunfa el spleen. Destacan los poemas “El
albatros”, “Himno a la belleza”, “Spleen”, “Una carroña”.
2. “Cuadros
parisinos”: 18 poemas. Esta parte se incorporó en la edición de 1861. Contempla
la ciudad de París y sus habitantes, para buscar de nuevo la evasión y tratar
de evitar la angustia; pero descubre en
el exterior el reflejo del problema esencial de la condición humana: el mal.
Destacan los poemas “El cisne” y “El crepúsculo vespertino”.
3. “El
vino”: 5 poemas. Intento de huida a los paraísos artificiales (la embriaguez,
el sueño, la poesía), que no puede conducir a otra cosa que al fracaso. Entre
sus poemas destacan “El alma del vino” y “El vino de los asesinos”.
4. “Las flores del mal”: 12 poemas. Constituye
la parte central de la obra y en ella se encuentran cuatro de los seis poemas
condenados por el Tribunal Correccional de París en 1857: “La oración de un
pagano”, “Lesbos”, “Mujeres condenadas” y “Las metamorfosis de un vampiro”. El
poeta expresa su voluntad de destrucción, de abrazar voluntariamente el mal, la
depravación. El poeta se hunde en la perversión para extraer de allí su poesía como
último recurso frente al hastío, la angustia del tiempo, la ausencia de
salvación; mas el poeta tampoco encuentra de este modo la solución a su
malestar. La mujer aparece como una figura diabólica que lo aleja de Dios. Esta
sección representa el intento de huida por la vía maligna, la perversión, el
sadismo, el vampirismo, mostrando así cuadros desoladores como los del poema “La
destrucción”.
5. “La rebelión”:
3 poemas. El poeta satánico reniega de Dios, puesto que este no constituye una
salvación al encontrarse ausente del mundo. El rechazo de esta sumisión a Dios
se plasma en la exaltación de símbolos de rebeldía, como lo manifiestan sus
títulos: “Las negaciones de Pedro”, “Abel y Caín” y “Las letanías de Satán”.
6. “La
muerte”: 6 poemas. Constituye el final del viaje, la aspiración al reposo,
al hundimiento en lo absolutamente desconocido, pero con la esperanza de
encontrar alguna salida. Solo la muerte puede liberar al hombre de un mundo
lleno de miserias Destacan los poemas “La muerte de los pobres” y “Viaje”.
La
obra sorprendió a sus contemporáneos por su originalidad, puesto que el realismo de sus imágenes, el feísmo
incluso, la violencia, junto al clasicismo
de la forma eran absolutamente novedosos. Baudelaire exalta el dandismo y
crea el tópico del poema maldito rechazado
por la sociedad, que se inspira en el modelo del antihéroe romántico. También defiende el simbolismo como modo de interpretación de
la realidad. Su idea central es mostrar
la maldad de los hombres. El poeta se entrega al vicio (la prostitución, la
droga), pero solo consigue el tedio y el hastío vital (spleen), pero al mismo tiempo anhela la belleza, que trata de
alcanzar mediante símbolos, una magnífica
perfección formal, la riqueza de vocabulario y una refinada forma musical.
Algunos han visto en el libro una especie de moral inversa: mostrar el vicio y
el horror para evitarlos.
Las
flores del mal sienta las bases de la poesía moderna; en él se
inspirarían autores como Rimbaud, Verlaine, Mallarmé, Apollinaire, etc. Su
autor supera el prosaísmo realista y la grandilocuencia romántica; es precursor
de las tendencias poéticas posteriores: simbolismo, decadentismo, malditismo…,
y, sobre todo, anticipa el nihilismo de
la literatura contemporánea. Baudelaire es probablemente el más importante
poeta del siglo XIX
que interesante articulos sobre la literatura del siglo XIX y francesa
ResponderEliminarque interesante articulos sobre la literatura del siglo XIX y francesa
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminar