LA LÍRICA DEL SIGLO XX
HASTA 1939
La
lírica española anterior a 1939 pasa por diversas etapas:
modernirmo y generación del 98, novecentismo o generación del 14,
vanguardias y generación del 27.
- LA CRISIS DE FIN DE SIGLO: MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
A finales del siglo XIX aparecen dos corrientes de
renovación estética de cierta oposición a la corriente
realista anterior: el modernismo y la generación del 98. Ambos
movimientos no se consideran antitéticos, sino como tendencias de un
mismo movimiento renovador, y se caracterizan por un afán de reforma
y por un espíritu de protesta.
El término Modernismo se introdujo en España
para nombrar a una nueva corriente que
enlazaba con las tendencias posrománticas (Bécquer, Rosalía de
Castro), a la vez que incorporaba las concepciones que llegaban de
América y de Francia. La publicación del libro poético Azul
(1888) del nicaragüense Rubén Darío,
máximo exponente de este movimiento, es considerado como el punto de
partida del modernismo. Considerado como movimiento de renovación
estética, el modernismo nació como síntesis de dos movimientos
franceses: el parnasianismo (del que toma el gusto por lo refinado y
la noción del “arte por el arte”) y el simbolismo (del que tomó
el gusto por la música y la incorporación de símbolos, sinestesias
e imágenes sensoriales).
La finalidad del modernismo es la búsqueda de la
belleza por sí misma, que se manifiesta en una estética en la que
predomina la forma sobre el contenido; así, la literatura va
dirigida a los sentidos, para lo que se utilizan formas estéticas
que sirvan para la expresión de la belleza y produzcan efectos
sensoriales. En relación a la temática,
los temas están relacionados con el mundo íntimo del poeta, lo
exótico, lo fantástico y lo mitológico (el escapismo), así como
temas de carácter universal. En cuanto a la métrica, el verso
preferido es el alejandrino, si bien también se acude a versos poco
usuales, como el dodecasílabo y el eneasílabo.
Nuestros grandes poetas modernistas serán los hermanos Manuel y
Antonio Machado, autor que presenta un modernismo
intimista lleno de símbolos (la tarde, la fuente, el viajero…) en
obras como Soledades, galerías y otros poemas (1907), y Juan
Ramón Jiménez (en su poesía anterior a 1916), representante de
un modernismo intimista y delicado, en obras como Jardines
lejanos, La soledad sonora y Platero y yo (este
último en prosa poética).
1.
2. Generación del 98
A
pesar de su personalísima trayectoria ideológica y estética,
Antonio Machado suele incluirse dentro de la Generación del
98, por su afinidad de temas y motivos (preocupación por España)
y su estilo depurado y sobrio. Los principales temas de su obra
poética son: la nostalgia por la niñez y la juventud, la muerte,
Dios, el paisaje y las gentes de Castilla. Campos de Castilla
(1912) inicia este nuevo ciclo poético, en el que destaca la
presencia del paisaje castellano, la preocupación patriótica por
España (típico tema noventayochista) y la evocación de Soria y
de su amada Leonor. Otras obras de Machado son Proverbios y
cantares y Nuevas canciones (1924). El cristo de
Velázquez, de Miguel de Unamuno, también se incluye en esta
tendencia.
2.
NOVECENTISMO O GENERACIÓN DEL 14
El
novecentismo reunió a un grupo de autores de sólida formación
intelectual que vieron en lo europeo un modelo que se debía imitar.
Aunque los novecentistas mantuvieron la preocupación por España,
dejaron de lado la dolorida queja de los autores finiseculares para
examinar con rigor y frialdad los problemas del país y buscar una
solución eficaz. Surge ahora un tipo de literatura en la que lo
intelectual y lo conceptual prevalece sobre lo emotivo o sentimental;
se defiende el arte puro y el cuidado de los aspectos
formales, al considerar que su objetivo es producir placer estética.
El autor más destacado es Juan Ramón Jiménez, especialmente
la segunda etapa de su producción poética, con obras como Diario
de un poeta recién casado (1916), Eternidades, Piedra y
cielo, a la que seguirá una etapa de plenitud, denominada
suficiente, con obras como Dios deseado y deseante, en la que
cultiva una poesía aún más depurada.
3.
VANGUARDIAS
Las vanguardias integran un conjunto de movimientos artísticos
caracterizados por su afán de renovación y de ruptura con los
principios creativos anteriores. Los principales movimientos de
vanguardia son: futurismo (impulsado por Marinetti, ensalzó
la civilización mecánica y técnica), cubismo (proponía la
descomposición de la realidad en formas geométricas, teoría que
inspiró al francés Apollinaire), dadaísmo (su creador,
Tzara, defiende lo absurdo en el arte), surrealismo (creado
por Bretón, buscaba descubrir la realidad por medio del sueño y la
escritura automática), creacionismo (propugnado por Huidobro,
buscaba crear la propia realidad en el poema por medio de imágenes
originales) y ultraísmo (surgido en España, aglutinó todas
las vanguardias mediante la ruptura del discurso lógico y la
introducción de innovaciones tipográficas). El más importante de
estos movimientos fue, sin duda, el surrealismo, cultivado por la
mayoría de los poetas de la generación del 27.
- GENERACIÓN DEL 27
Para
referirse a estos poetas se ha impuesto el nombre de generación
del 27 ( o grupo poético del 27) porque en esa fecha se celebra
el tercer centenario de la muerte de Góngora, poeta al que
reivindicaron por su intento de crear un lenguaje poético autónomo,
desligado de la realidad. Con sus inicios hacia 1920, se trata de una
promoción literaria de calidad excepcional, que destacó, sobre
todo, por su poesía. El esplendor artístico y cultural de este
período ha llevado a acuñar la denominación de edad de plata
para esta etapa de la cultura española. Aunque
la poesía de cada uno presenta un estilo particular, hubo ciertas
características comunes, como la mezcla entre lo popular y lo culto,
el empleo de la metáfora y de las imágenes sorprendentes y el uso
de una métrica variada (formas tradicionales y verso libre).
Los poetas más relevantes de la generación del 27 fueron: Pedro
Salinas (tras una primera etapa de influencia vanguardista, le
sigue su gran producción amorosa, con obras como La voz a ti
debida y Razón de amor), Jorge Guillén (su estilo
es muy elaborado y su poesía es pura o intelectual, que reunió en
su obra Aire nuestro), Gerardo Diego (recibe la
influencia del ultraísmo y el creacionismo en Imagen y Manual
de espumas), Federico García Lorca
(su estilo es muy personal, con una evolución desde la plasmación
del mundo popular andaluz, en obras como Poema del cante jondo
y Romancero gitano, hasta la incorporación del surrealismo en
Poeta en Nueva York), Vicente Aleixandre (Premio
Nobel de literatura, el ser humano es el eje fundamental de toda su
poesía, en obras como Espadas como labios y La destrucción
o el amor), Rafael Alberti (la tendencia neopopular
de Marinero en tierra da paso a una producción surrealista en
Sobre los ángeles, que luego se continúa con una
poesía comprometida y de propaganda política, a la que sigue su
producción en el exilio), Luis Cernuda (con La
realidad y el deseo, obra en la que junto a poemas surrealistas
aparecen otros de expresión intimista y personal) y Dámaso
Alonso (con Hijos de la ira, ya en la posguerra).
Por último, debemos destacar, por su calidad literaria, la figura de
Miguel Hernández, denominado por Dámaso Alonso como
“genial epígono” de la generación del 27; su obra
evoluciona desde una poesía inicial vinculada a la tradición hasta
una poesía personalísima, de intensa emoción humana. Entre sus
obras destacan Perito en lunas y El rayo que no cesa.
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